Capítulo 5 - ¿Irse o quedarse?
La ventaja de haber vivido mis 20’s fuera de Panamá
Tiempo de lectura: 3 minutos
Panamá es un pueblo chico lleno de oportunidades.
Cada vez más, se amplía el panorama de oportunidades en el mundo cultural y el entretenimiento está en un momento de auge.
También, como dice el famoso refrán (famoso no sé dónde): Pueblo chico, infierno grande.
Como todos los que vivimos aquí y amamos nuestro país, he tenido mis contadas diferencias con la idiosincracia e inclusive shocks culturales por haber vivido años afuera desde temprana edad.
Lo primero que necesito dejar claro ante de escribir este capítulo, es que Panamá es un país lleno de oportunidades y gente maravillosa en todos los ámbitos profesionales.
Hay un tema respecto al entretenimiento, que por ser un pueblo chico, he notado que afecta gravemente a las figuras públicas: ¡PANAMÁ NO PERDONA!
Si en tus primeras obras te la cagaste, si no cantaste ‘‘piriti’’ en tus conciertos, si fuiste un presentador de televisión aburrido, si tus primeras 3 películas tenían problemas de edición o simplemente tuviste problemas de actitud o diferencias con alguna productora, vas a cargar con eso por años.
Esto no se ve sólo en el arte, al ser pueblo chico te encontrarás cargando tu propio bagaje emocional/social/comercial a menudo, te estarán recordando con quien saliste en una cita y hasta aquellos momentos ‘‘trágame tierra’’… TODO EL TIEMPO.
Aquí es donde a mis 30, agradezco inmensamente haber vivido desde los 17 años fuera.
Desde todas las cagadas que hice en un escenario o frente a cámara, todos los cortes de pelo absurdos que tuve, los años que no tenía cómo pagar renta o inclusive pagar el bus, nunca me pesó lo suficiente para hacerme cambiar de camino.
Es sorprendente que llevo dos años en Panamá y he re-evaluado mis decisiones de vida una y otra vez principalmente por lo que significa ser artista en Panamá, por la cantidad de diferencias que puedo llegar a tener con las distintas producciones, ya sean monetarias o de mentalidad o por el simple hecho de cómo es la gente, lo castigadora y juzgante (esta no creo que es una palabra, pero bastante atinada).
No quiero ahora dar a entender que todo el mundo es así, creo que estos últimos dos años es cuando más me he sorprendido de la calidad de gente que tiene este mundo, por los panameños o personas que viven en Panamá. Aquí es un país donde la gente hace arte no importan las adversidades, donde la entrega del panameño a un proyecto es fuera de serie y donde TODOS estamos conectados no importa el color, estrato social o religión.
Aún así, hay actitudes principalmente por ser una ciudad costera chica, que cuesta que un artista o empresario independiente trascienda.
Ahora, la solución no es irse.
La solución es trabajar por crear tu propio universo dentro de esta realidad.
Aun no identifico por qué nos afecta tanto lo que la gente piense o diga de nosotros, creo que tiene mucho que ver con si realmente estamos donde queremos estar en nuestra cabeza.
He notado, que aquellas personas ‘‘realizadas’’, ya sea familiar, laboral o emocionalmente, les impacta mucho menos el juicio social, que sobra.
Ahora, esto probablemente suena obvio, pero como artista, la única constante es la incertidumbre, entonces te vas a encontrar a menudo recibiendo mucha resistencia de parte de tu familia y amigos… y colegas.
Vas a sentir o te van a hacer sentir que nunca te van a pagar lo suficiente y siempre vas a estar haciendo ‘‘algo mal’’. Por otro lado, como somos pueblo chico, la envidia se siente muy cercana, es impresionante cómo un artista que no esté en un proyecto VA A HABLAR MAL DEL PROYECTO aunque sea maravilloso y exitoso, como si de alguna forma te afecta que a los demás les vaya bien.
Esto me lleva a mi próximo capítulo: Mientras mejor le vaya a tu industria y colegas, ¡Mejor te va a ir a ti!
Viene una bomba, porque por más que no mencione nombres, hay cosas que quedarán claras.